miércoles, 12 de enero de 2011

Incienso



El poder del Incienso

La palabra “perfume” significa “a través del humo” y las primeras en utilizarlo fueron las sacerdotisas que, por medio de fragancias exquisitas, elevaban sus ofrendas a la Diosa, sacralizaban el ambiente del templo y purificaban su alma.
 El más antiguo de los aromas empleados es seguramente el incienso. Ellas mismas lo mezclaban con distintas hierbas, de acuerdo al propósito de los rituales que celebraban.


El poder del incienso reside en sus sutiles vibraciones y en su aroma, con los cuales nuestros rituales se enriquecen. Es hermoso perderse en éxtasis, observando el incensario sobre el altar con sus tenues volutas de humo que se entrelazan como si se tratara de una danza de una creando una atmósfera mágica y misteriosa.


Cuando el incienso arde y su humo se eleva en el aire, el lugar sufre una transformación, su perfume purifica el altar y el área que lo rodea, alejando las vibraciones perturbadoras o negativas.


Se quema incienso, con el fin de estimular la conciencia ritual, es decir: para crear el estado de ánimo preciso para despertar y dirigir la energía personal.


Podemos también quemar inciensos con fórmulas especiales con el fin de atraer ciertas energías específicas, de acuerdo al propósito que necesites lograr, tal como lo hacían nuestras antepasadas consagradas a la Diosa.